
El correfoc convoca a la magia y la ensoñación en un ritual de ruido y color, olor a polvora y música acompasada, diversión, emoción y temor. Todas estas pequeñas cosas suceden en un correfoc.
Recordamos la niñez y disfrutamos como niños. Gente alegre corriendo bajo las chispas, en una especie de bautizo de fuego y contacto con el ser atávico que llevamos dentro. Danza pagana primigenia que evoca lo desconocido y remueve los recuerdos y aviva la novedad en otros casos.
Disfrute en resumidas cuentas de una noche de ruido, pólvora, chispas y diversión.
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