domingo, 19 de octubre de 2008

Rincones oscuros.


En el olvido de la memoria quedan los rincones oscuros de nuestra vida, aquellos que sabemos vividos pero que no interesa sacar a flote porque su recuerdo nos duele. Crecimos con ellos, formaron parte de lo que somos hoy en día y juegan con nosotros en momentos de debilidad.

Posicionados en un rincón oscuro, nos asustan cuando ven que perdemos el norte y dudamos a donde vamos, entonces, sacamos fuerza para huir de ellos y demostrarles que somos mejores que ellos.

En ocasiones nos tapan momentos de felicidad que tuvimos, nos ensombrecen risas pasadas y miradas encendidas. Pasamos por ellos de puntillas, para no despertarlos y se convierte en un tira y afloja con la vida.

Avanzamos y seguimos adelante, la rémora cada vez pesa menos si no se la mira demasiado y se le da el valor adecuado.

Y cuando a pesar de todo está ahí presente, o tomamos pastillas, o creamos nuevas ilusiones para poder avanzar. Los muros están hechos para defendernos o para romperlos.

Rompiéndolos te diviertes más, defendiéndote, pasas la vida con miedo.

Los rincones oscuros sólo debieran ser eso. Anécdotas vividas en el pasado del tiempo.

La vida la forman un montón de cosas maravillosas, pequeñas y grandes, lejanas y cercanas, propias y ajenas.

1 comentario:

lapanxadelbou dijo...

molt chulo!
Tiremos las piedras de la risa contra los muros que protegen los rincones oscuros para llenarlos de agujeros para que se cuele la luz y así poder chamuscárlos como si fueran vulgares vampiros.
Una pintada al carrer del Cister: "Mientras los medios sigan mintiendo, las paredes seguirán hablando"